


AYER y HOY
Una noche, exactamente a las 10, me puse a llorar. Iba a hacer estiramientos y me costaba tanto trabajo que sentí que ya no podía ni conmigo misma. No era solo sobrepeso… era obesidad, física y mental.
Pero llorar no iba a cambiar nada. Así que dije: “Diosito, quiero un cambio.” Decidí ayunar 7 días, cero calorías.
En el cuarto día pensé: ¿Y si hago 11?
Y luego dije: Mejor de una vez 21 días.
Me mentalicé.
Leí sobre ayuno prolongado y encontré muchísima información en contra. Pero fui sincera conmigo misma: “Si no me siento bien, lo cancelo.”
Y la verdad es que, con una mentalidad clara, fuerte y objetiva, todo cambió.
✨ Mente: No permití opiniones de gente inexperta, ni siquiera de personas cercanas. (Después te cuento TODO.)
✨ Cuerpo: No hice ejercicio exigente, pero tampoco me la pasé en reposo. Tomé agua con sal en momentos clave para evitar deshidratación.
✨ Espíritu y emociones: Hice meditaciones breves, solo las que me hacían sentir cómoda. Me mantuve neutral, sin intoxicar mi mente.
¿Y sabes qué? Me la pasé cocinando para mi esposo y mis hijos… ¡y todo me quedaba delicioso! Solo con el olor y el tanteo, me inspiré a usar más hierbas y condimentos.
UNA MARAVILLA.
Ah, y por supuesto… abandoné mi papel de víctima.
Me aventé 21 días de CERO, CERO, CERO CALORÍAS.
Si quieres, te doy un NORTE para que hagas tu propio cambio radical.